Cuidar nuestra alimentación es una de nuestras principales preocupaciones. Cada vez son más las personas que optan por seguir una dieta vegana, por consumir productos ecológicos o, simplemente, por analizar cuidadosamente el origen del alimento que van a comprar.
Sin embargo, si no damos una vuelta por internet vemos como se siembra la alarma. Hace algunos post hablamos sobre la seguridad de una dieta vegana o sobre la problemática del aceite de palma ¿cómo afecta a nuestra salud y qué productos lo incluyen? Obviamente es natural que nos preocupemos por lo que comemos, pero esta preocupación a veces roza la obsesión y sólo ayuda a generar el pánico social.
Alerta social
Hace más de 50 años, Víctor Lindlahr acuñó la conocidísima frase «Eres lo que comes». Si ésta la traemos al presente, donde la obesidad, los infartos y la dietes están a la orden del día, nos damos cuenta de que algo estamos haciendo mal.
La preocupación por cuidar nuestra alimentación no es sólo estética, ni médica, si no que va más allá. Nos cuestionamos cuáles son los impactos negativos de la producción de alimentos a gran escala, es decir, ¿cómo afecta a la biodiversidad y al medio ambiente?
Existen posturas muy enfrentadas en lo que se refiere a alimentación. Algunos mantienen que lo que hace daño no es consumir ciertos productos, si no tomarlos en exceso. Otros aseguran que lo mejor es suprimirlos directamente de nuestra dieta.
Nos referimos no sólo al aceite de palma ya mencionado. Hablamos de los alimentos transgénicos, creados artificialmente en laboratorios; los aditivos que forman parte de la mayoría de productos que consumimos; los potenciadores del sabor, como el azúcar que puede llegar a ser más adictivo que la cocaína; los conservantes, empleados para alargar la vida de los alimentos, y un largo etcétera.
Todos estos no contribuyen a otro objetivo que crear alerta social. Una situación que sólo puede remediarse formándonos en nutrición, un proceso que debe iniciarse en la infancia.
Cuidar nuestra alimentación
¿Qué hacemos si ya no somos niños? Cuidar nuestra alimentación y, por tanto, formarnos no va a ser fácil. Aunque la abundancia de información puede llegar a ser apabullante, no podemos creer a pies puntillas todos lo que leemos. Es más, lo que hoy es verdad, dentro de uno meses puede ser demostrado como erróneo ¿Entonces de quién nos fiamos?
Tengamos en cuenta que la alimentación tampoco se escapa de las modas. Por ejemplo, ahora vivimos la de la kinoa; la espirulina, definida como un súperalimento; la estevia como sustituto de la sacarina, o la soja.
Mientras paralelamente se lincha a todo lo que incluya gluten o lactosa. Sin embargo, médicamente no hay razones para abandonarlas si no existe una intolerancia a ellas. Aunque sí está comprobado que cuanta menos proteína animal se consuma menos riesgo de sufrir accidentes cardiovasculares.
Podríamos decir que cuidar nuestra alimentación pasa por varias líneas:
– Controlar la ingesta de proteína animal, ¡no hay por qué eliminarla de nuestra dieta!
– Eliminar o reducir al mínimo los productos procesados y ultraprocesados.
– Comprar y consumir más frutas y verduras.
Sin lugar a dudas, el gran inconveniente es no disponer del tiempo suficiente para cocinar. Ya no preparamos nuestros propios platos, ni los hacemos a base de buena materia prima. Nosotros te proponemos algo muy sencillo: empieza a cocinar, siguiendo nuestras recetas. Es el momento de cuidar nuestra alimentación: fórmate en nutrición porque indudablemente ¡Somos lo que comemos!
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