En lo que a métodos de cocción se refiere, el uso del horno ha sido erróneamente uno de los peor considerados, puesto que suele ser asociado a mayores tiempos de cocción, un consecuente gran gasto energético y, como guinda del pastel, un tremendo engorro para mantenerlo limpio. Sin embargo, lo cierto es que no todo es tan malo como lo pintan y hoy os contamos el porqué.
Los platos cocinados al horno tienen mejor calidad nutricional
Este maravilloso electrodoméstico no solo es el artífice de los deliciosos asados que irremediablemente nos hacen la boca agua, sino que es responsable de que la composición de los mismos contenga menos grasas, ¿por qué? Porque al alcanzar elevadas temperaturas logra que se formen moléculas aromáticas en los alimentos, que a su vez los sellan, garantizando que se preserve el sabor original y no sea preciso abusar de condimentos altos en grasa para recuperar los sabores.
Asimismo, a diferencia de como ocurriría con las técnicas de hervir, los nutrientes no se diluyen, puesto que quedan protegidos por el sellado, de modo que no solo terminan siendo bajos en grasas sino, además, más ricos en nutrientes.
Su versatilidad amortiza la compra
A diferencia de lo que podría ocurrir con otros electrodomésticos, el horno sirve para cocinar prácticamente cualquier tipo de alimento, de modo que es muy útil para aquellas personas a las que les gusta cocinar, ya que pueden ampliar sus horizontes a recetas como panes, masas, pizzas, tartas, tartaletas, galletas, magdalenas, bizcochos, asados, gratinados y, especialmente, piezas de gran tamaño como carnes y pescados.
Incluso dependiendo de la receta específica y del tamaño del horno, es posible preparar dos recetas a la vez, lo que termina contribuyendo a un menor tiempo de uso. No obstante, en base a esta última idea, cabe especificar que cada vez son más los modelos que cuentan con calentamiento rápido, para reducir el tiempo de encendido, así como clasificación energética A+, lo que permite ahorrar hasta un 20% más que con los hornos clásicos. En consecuencia, el ahorro producido amortiza la adquisición de hornos de nueva generación, que son amigables con el medio ambiente y con la factura de la luz.
Son más higiénicos
Llegados a este punto y continuando con los hornos de nueva generación, se debe añadir que aparte de las funcionalidades mencionadas, cada vez son más los modelos que además integran función pirolítica o hidrolítica:
- La función pirolítica consiste en que el calor interno del horno alcanza los 500ºC, logrando descomponer los restos de comida, de forma que la materia orgánica queda transformada en CO2 y agua evaporada y la materia inorgánica en cenizas, que bastaría con eliminarlas con la ayuda de un paño húmedo.
- La función hidrolítica tendría un funcionamiento parecido, pero utilizando como base de la ecuación el agua. Para ello, ha de vaciarse el horno y colocar en su base agua, para posteriormente configurar la opción de aqualisis. Las altas temperaturas evaporan el agua, y sirviéndose de su estado arrastran la suciedad de las distintas ubicaciones del horno. Tras esto, nuevamente se tendrían que retirar los restos de humedad por medio de un paño.
Dadas las altas temperaturas, cualquier resto de comida o bacteria que pudieran quedar adheridos a las paredes del horno, son desintegrados, garantizando una adecuada higiene del electrodoméstico, pero a diferencia de los hornos tradicionales, con menos complicaciones al no tener que raspar.
Como se puede intuir tras estas ideas, el uso del horno es muy beneficioso para preservar la calidad nutricional de la dieta, y, además, resulta más rentable de lo que comúnmente se piensa.
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