La cocina libanesa es una gastronomía diferente y equilibrada. Tiene especialidades propias y algunas adaptadas de los distintos países colindantes.
Los libaneses han sabido adaptar lo mejor de la cocina turca y de la árabe. Utilizan alimentos frescos con algunas especias con toques de la cocina francesa. Su dieta se caracteriza por la frescura de sus alimentos, así como el uso de hierbas y especias. Entre ellas, la menta, el orégano, el ajo, la pimienta, la canela y la nuez moscada. Por otra parte, el pan es un alimento básico e imprescindible que se sirve en todas las comidas en forma de pan plano o pita.
Hace no mucho, la cocina del Líbano se consideraba extraña para los gustos occidentales. Pero hoy en día resulta cada vez más familiar gracia a la popularización del kebab, del falafel, de la brocheta a la brasa y del shawarma. La mayoría de los supermercados venden pan de pita, hummus y tabbouleh.
Mucho en común con la dieta mediterránea
Si bien es verdad que en la gastronomía libanesa están presentes los aromas y sabores de Oriente Medio en sus platos, esta gastronomía tiene mucho en común con la dieta mediterránea. Esto se debe a que la comida libanesa es hija de la dieta mediterránea. Es por esto que sus recetas están elaboradas con una gran cantidad de vegetales y frutas, aceite de oliva, frutos secos, semillas, legumbres y cereales.
Por otra parte, las carnes y los pescados sirven como acompañamiento, a excepción del cordero que tiene un protagonismo especial y es, sin duda, la gran estrella de la cocina libanesa. Esta dieta, aparte de estar basada en alimentos muy saludables, tiene una manera de cocinar sus platos muy peculiar. Cocidos, al vapor, guisados o al horno, estos platos conservan sus valiosos nutrientes. Además, la gran mayoría de su dieta está basada en platos tradicionales caseros preparados con mucho mimo.
En conclusión, la cocina libanesa tiene una gran riqueza y variedad. Algunos platos te recordarán a la gastronomía española, a la francesa o a la griega. Otros, te transportaran al mundo exótico de oriente con sus sabores exóticos repletos de especias. La gastronomía libanesa es un mosaico de culturas muy diferentes que combinan a la perfección.
Principales ingredientes de la gastronomía libanesa
La libanesa, se puede definir como una gastronomía ligera y saludable. Entre sus ingredientes estrella destaca el uso de verduras, legumbres y cereales. Los platos compuestos por pollo o pescado se suelen aromatizar con zumo de lima y hierbas frescas.
En la elaboración de los distintos platos de la cocina libanesa, pueden repetirse muchas veces los mismos ingredientes pero preparados de distintas formas. Se utilizan mucho los yogures, los quesos, los pepinos, las berenjenas, los guisantes, las nueces, los tomates y el sésamo en semillas, pasta o aceite.
Para freír algunos alimentos se usan aceites vegetales, entre ellos el de oliva. El plato nacional de este país es el kibbeh, una mezcla de carne muy picada de cordero que se suele acompañar de trigo bulgur. Se puede elaborar para comer crudo como un tartar, al horno o frito con algún aceite vegetal o mantequillas.
Otro de los platos más típicos y tradicionales del Líbano es el tabbouleh. Este plato ha conquistado paladares fuera de sus fronteras. El tabbouleh es una ensalada libanesa tradicional. Es muy deliciosa, sabrosa y sus ingredientes son muy frescos. Está hecha de trigo bulgur, menta fresca, perejil y vegetales frescos. Todo esto finamente picado y mezclado con aceite de oliva y zumo de limón.
Organización de los platos
Un plato típico suele incluir algunos mezze o aperitivos a base de empanadillas de espinacas, hojas de parra rellenas, el queso de yogur labneh, pizza con una mezcla de especias y distintas salsas. Después, un plato principal con carne o pescado, y un postre.
Algo característico de la cocina libanesa es que se suele servir sin cubiertos. El pan que la acompaña, pan tradicional árabe, chato y redondo, hace las veces de tenedor y de cuchara. Una imagen característica del Líbano es una gran mesa alrededor de la cual se sientan las personas con platos muy variados en el centro que son compartidos por todos. En este país, ofrecer una buena comida al visitante es el mayor gesto de hospitalidad. Es un pueblo muy acogedor y esto se demuestra en su generosa cocina.
Para la elaboración de las albóndigas y los koftas las carnes que más se suelen emplear son las de vacuno y las de cordero. El kofta más tradicional se trata de unas bolas de carne picada con diferentes especias y cebolla también picada. La carne de esta especie de albóndigas planas a veces se mezcla con arroz burghul, verduras o huevo formando una pasta que luego se hace al horno.
Los dulces y postres libaneses
Los postres de la comida libanesa suelen ser bastante dulces. Utilizan uno o varios siropes y compuestos a base de miel, nueces y especias. También suelen utilizarse uno a varios siropes.
Entre los postres más típicos, que se remontan a la antigua Mesopotamia, destaca el baklava. Está elaborado con pasta de nueces trituradas enrollada en pasta filo y bañada en sirope o jarabe de miel. Algunas variedades incorporan avellanas, almendras y otros frutos secos.
También es muy típico acabar las comidas con el tradicional café libanés. Este es un café fuerte y negro. Se prepara en una cafetera de mango largo llamada «rakwe«. Luego se sirve en una taza pequeña adornada con un patrón decorativo. El café es una bebida tan típica en este país, que es común afirmar en broma que una persona libanesa que no toma café está en peligro de perder su nacionalidad.
La libanesa es sin duda una cocina extraordinaria, especiada sin resultar picante, muy sabrosa y por lo general baja en grasas. Una gastronomía diferente, fresca, con una inteligente selección de sus productos convierten a la comida libanesa en una de las más equilibradas desde el punto de vista nutricional.
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